1 de noviembre del 2020
Para poder entender lo que Cristo hizo por ti, tienes que entender donde tú estabas. Tienes que entender que no tenías ninguna posibilidad de restauración en tu propia fuerza. Estabas perdido y sin ninguna esperanza. NINGUNA. Muchos nos queremos sentar a la mesa como si todavía tuviéramos poder de negociación. La salvación no es un cliente negociando con el vendedor de carros por el financiamiento más barato. La salvación es más como llamar a un amigo a quien habías ignorado por mucho tiempo a las 4 de la mañana con el carro dañado y el amigo viene te da un carro nuevo. Aún cuando tu no tenias nada que ofrecer, Cristo murió por ti. Ese es el milagro de la justificación. A pesar de nuestras ilusiones, esto no es una negociación entre dos partes iguales, más bien esto es una restauración completamente inmerecida. Jesús sólo lo hace por amor.
Tu no puedes entender lo que tienes (o te ofrecen) si no entiendes dónde estabas (o estas). Toma un minuto y escribe un párrafo describiendo donde tu estabas (o estas) cuando Jesús te ofreció ser justificado.
Pablo describe el momento en que Jesús llega a nuestras vidas como el momento “preciso.” ¿Cómo esto es verdad en tu vida?
¿Cuáles son las tres diferencias más grandes en tu vida desde que Cristo te justifico?