23 de octubre del 2016
Deuteronomio 6:1-9
Imagínese el final. Todos tenemos unas 956
semanas. Esa es la cantidad de semanas desde el momento en que nuestros niños
nacen hasta el momento en que se conviertan dieciocho años de edad. Ya sea que
lo entendamos o no, esta es una temporada que, inevitablemente, llegará a su
fin. Así que, ¿cómo le gustaría que fuera el final? Piense en algunos de los
grandes momentos en el futuro de sus hijos: obtener un diploma, conseguir un
primer empleo, casarse, tener hijos propios. Imagínese la escena en su mente.
¿Quién esta hay para celebrar? ¿Cómo están participando sus hijos en este gran
momento? ¿Qué han hecho para llegar allí? ¿Qué está sucediendo en las
relaciones más cercanas a ellos? ¿Cómo es tu relación con ellos?
¿En qué cree usted que Dios está más
interesado: lo que haces, lo que adquiera, o quién es usted como persona? ¿Cómo
debería esto afectar su método en la crianza de los hijos?
¿Cómo la sociedad te ayuda o te hace daño
a medida que tratas de centrarse en las cosas más importantes en la vida? ¿Cómo
Deuteronomio 6 ayuda a mantener la concentración?
¿Qué objeto tangible su familia ve cada
día que podría servir como una especie de recordatorio del poco tiempo que
tiene con sus hijos en el hogar?
¿Cómo le gusta que fuera el carácter de su
hijo sea como un hombre o una mujer? ¿Qué haces para ayudarlos a llegar allí?
¿Cómo es esto cierto acerca de su relación con Dios?
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