20 de septiembre del 2020
Juan 15:1-8
Este es el aspecto más conocido (aunque a menudo mal entendido) del discipulado. En Casa de Paz, retamos a los discípulos a crecer en su relación con Dios mediante el desarrollo de hábitos espirituales como la oración, el leer las Escrituras y la adoración. Mientras los hábitos espirituales se desarrollan, nuestro carácter se vuelve más como la de Cristo. El llegar a ser un discípulo es someter constantemente nuestros caminos a los caminos de Cristo. El convertirse en un discípulo no se trata de "llegar al próximo nivel", "memorizar la genealogía David" o "accidentalmente" decirle a otros cuanto estas orando. Esto se trata de una simple pero laboriosa realidad: Comparamos nuestros valores y visiones con las de Cristo y luego... morimos. Somos podados. Elegimos sus caminos, sus valores y su visión sobre la nuestra. Buscamos que haya cada vez menos de nosotros y que haya más y más de Él. Una colección de decisiones pequeñas y consistentes a través del tiempo nos convierte en alguien que no somos hoy. Estamos formados por Cristo a ser más como Él y haciendo esto permanecemos en él. Somos transformados en algo que no éramos, pero ahora podemos ser por la gracia.
¿Has podado una planta? ¿Como fue su experiencia?
¿Cuál cree usted que es el papel (descripción de trabajo) del Hijo como la vid, el Padre como el labrador, y nosotros como las ramas?
¿Qué significa para usted en su vida el permanecer en la Vid? ¿Qué parte de su papel como una rama estás haciendo bien? ¿En qué parte estás fallando?
¿Por qué crees que las personas se sienten más atraídas a hablar de "llegar al siguiente nivel", memorizar un montón de versos, u orar de la manera "correcta" más que acerca de realmente permanecer en Cristo?
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