11 de
diciembre del 2016
Lucas 1:46-55
La primera vez que vemos a María en la
Biblia, ella está preocupada y confundida, pero ¿cómo puedes culparla?
Claramente, ella estaba abrumada por la propuesta de Dios. ¿Cómo podía ella,
una simple adolescente judía, estar a la altura de cualquiera de las expectativas
que se le presentaban en las palabras del ángel? Lo que María no podía entender
en ese momento era que la magnitud de la visión también incluía una invitación
al cambio. La visión no era neutral, la visión propuesta por Dios formaría a
María como mujer para toda la vida. Lo mismo es verdad para nosotros. La
llegada de Jesús a nuestras vidas nos forma. Más allá de estar conectados con
una visión más grande, somos formados como discípulos del Cristo viviente.
Si comparas quién eres con la persona que
crees que Dios quisiera que fueras, ¿qué sería más abrumador para ti? ¿Dónde
estás más lejos de donde Dios quiere que seas?
¿Qué crees que pasaba por la mente de
María mientras escuchaba las palabras del ángel?
¿Cómo habrías reaccionado? ¿Por qué?
¿En qué se diferencia la perspectiva de
María de los versículos 26-38 a los versículos 46-55? ¿Qué cambio?
¿Qué tendría que suceder en tu vida para
que puedas cambiar tu perspectiva?
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