23 de agosto del 2020
Usted puede arrendar un carro durante cinco años a un precio "bajo." Usted puede conducirlo. Usted puede cuidar de él. Usted lo puede lavar. Usted puede poner “tintes” a las ventanas. Usted puede obtener el mejor sistema de música conocido por el hombre. Usted puede hacer eso, pero nada de esto significa que usted es el propietario del auto. A pesar de todo el dinero que usted puede poner en él y todo el trabajo duro, el auto sigue siendo propiedad de la compañía a la que lo arrendó. No importa cuando le guste el carro o lo acostumbrado que esté, no es suyo. Lo mismo es cierto para la iglesia. Los líderes religiosos habían estado a cargo durante tanto tiempo que habían empezado a creer que ellos eran los dueños. Ellos sentían que podían dictar propósito y visión. ¡Tal era el caso que se sentían justificados en matar al hijo del Maestro cuando vino a reclamar lo que siempre fue suyo! Como si eso les hiciera dueños. La iglesia no nos pertenece. Cristo es el Rey. Nosotros somos sus siervos. No importa cuánto tiempo ha pasado desde que el maestro visitó la propiedad, está sigue siendo su iglesia.
¿Cuál
es la peor experiencia que usted ha tenido rentándole o prestándole algo suyo a
otra persona? ¿Qué pasó?
¿Por qué piensas que el nivel de agresión aumenta atreves de la parábola? ¿Qué
Jesús estaba tratando de decir?
¿Con qué derecho el Propietario de la iglesia tienen que nosotros no tenemos
como Sus siervos?
¿Cómo se habría sentido si usted fuera uno de los líderes religiosos escuchando
las palabras de Jesús por primera vez?
Si eres honesto, ¿a cuál de estos personajes te pareces más y por qué?